El cucurucho de San Agustín

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El cucurucho de San Agustín

El cucurucho de San Agustín forma parte de la historia de Quito, pues a él se le atribuye, a mediados del siglo XVII, el primer crimen pasional cometido en Quito, la bella Carita de Dios.

Leyenda el cucurucho de San Agustín

En el año de 1650, justo en la actual calle Flores (ahora también conocida como calle del Cucurucho), vivía un noble español de nombre Lorenzo de Moncada, quien estaba casado con la guapa quiteña María de Peñaflor y Velasco.

Los dos, fruto de su amor, tenían una hija, Magdalena, una hermosa mujer por la que todos los hombres de la época suspiraban. Don Lorenzo, potentado y buena gente, le dio trabajo como mayordomo a Jerónimo de Esparza, un hombre español que había quedado en la miseria por haber apostado en negocios infructuosos.

Don Jerónimo tenía un hijo, Pedro, quien era siete años mayor que la hermosa Magdalena.

La historia de amor tenía que darse, pues, a la edad de 15 años, la niña se fijó en el hijo del mayordomo y ambos llegaron a ser novios con las fuerzas y la pasión de esos años.

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El amorío que tenía Magdalena con Pedro muy pronto llegó a los oídos de su madre, Doña María de Peñaflor, quien por poco se desmaya al saber la noticia; doña María le avisó del particular a su esposo, quien lo tomó como una humillación, pues no iba a permitir que su hija se fijara en un “cualquiera”.

Las consecuencias no tardarían en ser evidentes, el mayordomo y su hijo fueron despedidos de la propiedad de don Lorenzo.

Pero el amorío entre Pedro y Magdalena continuó. A la chica solo se le permitía asistir a misa, en la iglesia de San Agustín.

El enamorado Pedro, para verse con su amada, se vestía de cucurucho y se paraba junto a uno de los cuadros santos. Sus padres jamás notaron eso, pues a veces dejaban que la niña entrara sola a la iglesia.

Entretanto, en Quito corrió la noticia de que una expedición iba a viajar al Oriente para conquistar «El Dorado», el lugar donde se encontrarían las más grandes reservas de oro del mundo. Pedro se enlistó en la misma, pues era la oportunidad para llegar a ser rico y así ganarse la voluntad de don Lorenzo.

La expedición fue un fracaso, murieron varias personas y nunca dieron con los tan anhelados tesoros, engrosando la lista de fallecidos, aunque sin certeza, aparecía el nombre de Pedro de Esparza. Magdalena al saber la noticia le lloró mucho a su amado.

Tiempo después llegó de España un mozo bien parecido, de nombre don Mateo de León, quien se ganó la voluntad de don Lorenzo y al poco tiempo le pidió la mano de Magdalena.

Como en esa época los matrimonios eran arreglados y las chicas obedecían ciegamente a sus padres, contra la voluntad de Magdalena, la boda fue pactada.

El matrimonio debía darse el 27 de marzo de 1655, en horas de la noche. La tradición decía que las novias, un día antes de la boda, debían dar limosnas a los mendigos, porque solo así podrían ser bendecidas en el matrimonio.

Cientos de mendigos fueron a casa de Magdalena a pedirle una caridad

Mientras Magdalena daba limosnas a los mendigos, recibió una esquela de Pedro, que le decía:

«Señora mía, sé que mañana os casáis con un joven digno de ti, me creíais muerto, pero aún vivo para adorarte. ¿Consentiríais que os vea esta noche en vuestra reja?»

No es difícil de imaginar el difícil momento que la bella Magdalena estaba viviendo, mañana pasaría a ser la esposa de alguien más, romper el compromiso era imposible, por lo que tomó la pluma y aunque con el alma destrozada respondió con un rotundo no y le confirmó de su matrimonio.

Un mendigo disfrazado de cucurucho llegó minutos después a la casa de Magdalena, a pedirle una caridad. Cuando la adolescente abrió la puerta, el cucurucho sacó un puñal y la mató.

Mientras la novia era auxiliada por sus criados, el cucurucho homicida se daba a la fuga. Al pasar frente a la iglesia de San Agustín, se le cayó la capa y la capucha que tapaba su rostro. Entonces la gente vio que se trataba de Pedro de Esparza, quien todavía llevaba ensangrentado el arma homicida.

La leyenda dice que Pedro fue muerto por la población.

Datos Interesantes el cucurucho de San Agustín

La calle Flores del Centro Histórico de Quito, lleva la denominación de «La calle del Cucurucho» por esta increíble leyenda.

Muchas expediciones salieron de las nacientes ciudades latinoamericanas para encontrar la ciudad de oro de «El Dorado», todas y cada una de ellas fracasaron, llevándose la vida de cientos de frustrados conquistadores y cazadores de tesoros.

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