Nadie sabía de dónde vino el Señor de Sarabia, pero que este misterioso hombre era muy pobre y por su mala situación muchos los veían con desdén, pues era muy flaco, pequeño, casi insignificante y siempre estaba temeroso.
Sin embargo, el momento en el que la fortuna toco a su puerta, toda la humildad desapareció abriendo paso a una persona despiadada, avariciosa y soberbia que quiso incluso contender con Dios.
Leyenda del Señor de Sarabia
Se dice que en uno de esos días en los que el señor Sarabia vagabundeaba por las calles, la suerte cambió, y mientras buscaba un refugio, encontró una inmensa mina de oro; el oro más brillante que nadie había visto jamás.
A partir de ese momento, se dice que el Señor de Sarabia se volvió el hombre más poderoso de la zona. Compraba lujosas casas, las mejores ropas y muchos peones que pronto se convertirían en sus esclavos.
Con el dinero que tenía, compró a la policía, a las autoridades y a la justicia. Nadie podía estar en su contra, pues llegó a sentirse el amo del mundo.
Cierto día después de una de sus fiestas, maltrató a una de sus empleadas, salió a la puerta de su casa y empezó a gritar que nadie era más poderoso que él, ni siquiera Dios.
Cuenta la leyenda que en ese instante se oyeron truenos y relámpagos y comenzó una de las tormentas más terribles que jamás se vieron.
Los ríos se llevaban a las casas, el ganado y todo lo que no era destruido por el agua, era destruido por rayos.
Así en pocos minutos todo lo que el Señor de Sarabia poseía desapareció…
Se dice que al poco tiempo, se volvió a ver al Señor de Sarabia mendigando por las calles, pero se dio cuenta de que lo que se siembra se cosecha… pues nadie jamás quiso ayudarlo o brindarle posada; ni siquiera un vaso de agua.
Datos interesantes:
En una versión alternativa de esta leyenda se dice que es Dios quien manda un rayo al castillo de oro que él construyó para ser más alto que Dios y él muere quemado y todo su oro y riquezas desaparecen.
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