Cuenta la leyenda de Konadu, el cerro que protegió a los Tsáchilas; que en una montaña muy cercana a su comunidad, vive el alma de un niño, quien fue sacrificado como ofrenda para evitar que el pueblo colorado desapareciera por el diluvio.
Los tsáchilas, aun el día de hoy, tienen respeto por el monte, al que nombraron Konadu.
Konadu, el cerro que protegió a los Tsáchilas
Se dice que en tiempos remotos hubo un gran diluvio que hizo que el lugar donde habitaban los Tsáchilas se inundara y que muchos de ellos murieran.
Según las tradiciones de esta población, los volcanes de la Sierra conversaron entre ellos para ayudarlos. Es así que erupcionaron con el fin de que la lava llegara hasta Santo Domingo y formara el cerro.
Las personas, al ver que se formó la loma, decidieron subir hasta la cumbre y protegerse de las inundaciones.
Cuando ya estuvieron a salvo, para agradecer a sus dioses, sacrificaron a un niño, y desde aquel instante se dice que el alma del pequeño permanece en Konadu y que cuida de los miembros de la comunidad indígena.
En la actualidad, cuando el poné (sabio) realiza los rituales, invocan al espíritu del niño y de otros seres sobrenaturales, quienes colaboran en sus actos chamánicos.
Asimismo, se conoció que a pesar de que el cerro ya no pertenece a los tsáchilas, ya que está en predios de mestizos, ellos aún acuden a este lugar.
Datos Interesantes
La comunidad Tsáchila se asienta muy cerca de la ciudad de Santo Domingo, que se encuentra al final de la hoya del río Toachi, el mismo que se ubica al lado oriente de la urbe.
La zona no tiene mayores elevaciones a excepción del Cerro Bombolí (Konadu).
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