La princesa Súa, una historia de amor en los albores de la conquista, una leyenda que va más allá de las diferencias étnicas, culturales y religiosas; un sentimiento que no quiso respetar ni siquiera el límite entre la vida y la muerte.
Leyenda La princesa Súa
En el período de la Conquista, había un pequeño poblado rodeado por el azul del mar, montañas grandes, delfines dorados y ballenas bailarinas. Los pobladores eran dueños de sus tierras y se dedicaban a la caza de animales, a la pesca y a la recolección de frutos.
Su nombre era mágico y supremo: Súa. Había una hermosa princesa con ojos tan brillantes y azules como el cielo; su cabellera era larga, rizada y fragante como las flores de un paraíso; y su cuerpo era esbelto y frágil como las gotas del rocío.
Su padre, el cacique Tonchigüe, era el gobernante de esas tierras. Hombre de mucha experiencia en labores de caza y de guerra, gozaba del aprecio de toda su gente. Su madre, la reina Atacame, una mujer humilde, bella y esbelta como la princesa Súa, asesoraba al cacique en temas de protocolo y salud.
Cierto día, llegó al poblado un apuesto capitán, de apellido De León. Había sido enviado por los reyes de España, y al llegar a tierra en lo primero que se fijó fue en la hermosa princesa.
Quedó muy enamorado de aquella joven tan linda, con piel de ángel, caída del cielo. El rey Tonchigüe, al ver al joven llegar, le brindó todas las atenciones y le presentó a Súa, quien también se enamoró a primera vista.
Pasaron muchas lunas en las que ellos salían a pasear por la playa, y los cubría la suave brisa del mar.
Una mañana, realizando la rutina de cada día: recorrer las montañas, el capitán De León se encontró con el príncipe Tonsupa, alto y robusto, dueño de muchas tierras ricas en oro: Salima, Piedra Fina, Chapil y El Sereno. Tuvieron una buena y duradera amistad.
Pasaron muchos meses y, de repente, a la población de Súa llegó un barco. Eran oficiales con una carta que decía: “Capitán De León, regrese de urgencia a España. Tropas de países enemigos quieren invadirnos”.
El joven comunicó al cacique que tenía que partir, y salió tan apresurado que no le dio tiempo de despedirse de su amada princesa, quien, al enterarse de que el capitán se había ido, la invadió una profunda tristeza. Todas las noches, al pasear por las playas, recordaba a su amado.
Un día, con fuertes lluvias y truenos, al poblado de Súa llegaron unos soldados con una carta para el rey Tonchigüe que decía: “Pronto llegaré para casarme con la princesa Súa”.
Al rey no le gustó el mensaje, pues el capitán había desaparecido casi ocho meses. Entonces, habló con la princesa Súa y le dijo que había llegado una carta de los reyes de España, que el capitán De León había fallecido y sus restos serían trasladados a Venecia, su tierra natal.
Le explicó, además, que debía casarse con el príncipe Tonsupa, quien poseía grandes cantidades de oro y muchas tierras. La tristeza de la princesa duró muchos meses, tantos que cayó en una agonía profunda.
Todas las noches salía a llorar a la playa de Súa, hasta que en una de ellas subió por unas rocas llenas de musgos y espinas y gritó: —Perdón, padre, madre y dios Sol. —Y se lanzó al precipicio.
Su padre, al enterarse de la desgracia, corrió a los brazos de su querida hija y le pidió perdón por la mentira que había dicho.
Después de la muerte de la princesa, llegó al poblado el capitán De León. Él también cayó en una profunda melancolía y se lanzó del peñón.
Los pobladores cuentan que todas las noches, en la playa de Súa, se escucha una bella melodía y a lo lejos se ve dos resplandores brillantes: un hombre acompañado de una bella mujer.
Datos Interesantes de la princesa Súa
Súa es una playa de 5 kilómetros de largo y 400 metros de ancho, ubicada en la provincia de Esmeraldas, Ecuador. La playa está a 35 kilómetros de Esmeraldas y a 5 kilómetros al sur de Atacames.
En el sector sur de Súa, existe una formación rocosa elevada, conocida como «El peñón del suicida», nombre directamente relacionado con la leyenda de la princesa Súa.
Súa es un destino turístico popular por su vida silvestre, gastronomía, paisajes y gente amable. La playa tiene aguas tranquilas y exuberante flora y fauna.
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