La luterana, con su afilado cuchillo escondido entre los pliegues de su ropa, recorrió los oscuros callejones de la bella ciudad de Loja del siglo pasado buscando vengar aquel amor fallido que la condujo a la demencia.
Te invitamos a leer esta intrigante historia de suspenso que captará tu atención y te hará ver el lado oscuro de las decepciones amorosas.
Leyenda la luterana
En la ciudad de Loja se atemorizaba a los niños callejeros y a las parejas que deambulaban por las noches con la luterana.
La luterana era una mujer que se ocultaba detrás de los cercos de los sembríos de la ciudad de Loja espiando a sus víctimas, nadie podía verle el rostro, ya que vestía un atuendo que era completamente negro, por ello su nombre luterana. Bajo de su manto llevaba un puñal y lo clavaba sin piedad en los amantes que se ocultaban en los callejones para sus escenas de amor.
Palmira, como era su verdadero nombre, se presume que provenía de algún cantón de la provincia de Loja y era muy bella y fue invitada a las mejores fiestas y en una de ellas conoció a José Javier, del cual se enamoró perdidamente. Después de su amor que al parecer no tenía fin. Cierto día, en una de las fiestas de sociedad, José Javier llego de la mano de otra muchacha que había regresado del exterior, la cual había sido la novia oficial de José Javier.
En ese momento Palmira acepto esto con mucho dolor marchándose de Loja todos preguntaban por ella y decían que se marchó a Quito, lo que no contaban es que Palmira luego de dicha decepción amorosa se desquició completamente y la internaron en un manicomio esto la llevo al profundo envejecimiento que a su corta edad de 35 años tenía el aspecto de una mujer de 70 años.
En el transcurso de su estadía en dicho lugar, Palmira mostraba un cuadro clínico aparentemente bueno y le dieron el alta. Ella regresó a Loja a vivir con su familia a la que había descuidado por mucho tiempo, aquí retomo su vida, como de costumbre todos los domingos acudía con sus familiares a la iglesia, pero ella no sabía que iba a reencontrarse con el hombre que la llevo al borde de la locura. Y ahí estaba José Javier y su bella esposa, los dos muy elegantes. En ese momento Palmira se lanzó hacia ellos atacándolos, sus parientes lograron detenerla y entre la multitud gritaban: “¡Llamen a la policía!!”, entonces Palmira reacciono y huyo sin dejar rastro alguno.
Desde entonces comenzó a aparecer detrás de los cercos aquella figura que por su vestuario mencionado anteriormente se la conocía como la Luterana. Solo aparecía por las noches y se lanzaba como una fiera contra las parejas que buscaban los callejones para sus citas de amor y con su puñal los traspasaba sin compasión, luego huía con una malvada risa que muchos pensaban que eran aullidos.
Esto se volvió un caso imposible para la policía, ya que después de analizar el caso decidieron encubrirse en dicho operativo decidieron simular una escena de amor y uno de los policías se disfrazó de mujer, acudieron a un callejón, pero la primera noche la luterana no mostraba rastro alguno, no se dieron por vencidos ya pesar de las burlas al siguiente día volvieron con esperanzas de que esta vez si apareciera. Llegaron al lugar y al estar una hora ahí sintieron que alguien se acercaba hacia ellos lentamente y uno de los policías logro ver el brillo del cuchillo de la luterana, y le grito diciendo:
- “Si eres alma de otra vida… Aléjate”
- Y si eres una persona… acércate
La luterana no contestó y se acercaba a matarlos, pero uno de ellos le disparo hiriéndola de gravedad, dicho disparo la llevo a la muerte. Toda la ciudadanía acudía a la morgue para ver quién era dicha mujer, pero solo sus familiares la pudieron identificar, ellos le dieron cristiana sepultura, terminando así el legado de terror que había sembrado en la ciudadanía.
Datos Interesantes
Sabías que en el año de 1897, Loja fue la primera ciudad del Ecuador en contar con energía eléctrica, existe en la ciudad un monumento que hace referencia a este hecho que está ubicado en las calles Ramón Pinto y José Antonio Eguiguren, en la base de las escalinatas.
Loja es considerada como un asiento de la cultura ecuatoriana, por esta razón se la conoce como la «Capital Cultural de Ecuador». Un dicho local es: «El que no toca la guitarra puede cantar una canción, el que no canta una canción puede escribir un verso, el que no escribe un verso se lee en un libro».
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